La creación de la Vía Láctea.(Mito Andino)

En la cosmogonía andina, donde el eco de los dioses resonaba en las cumbres nevadas, Viracocha, el arquitecto del universo, contempló la vastedad nocturna. Un lienzo oscuro, carente de luz, se extendía sobre las montañas y los valles. Impulsado por su compasión, Viracocha decidió tejer un tapiz de estrellas, un sendero luminoso que conectara el cielo y la tierra.

Con la precisión de un orfebre cósmico, esparció polvo de estrellas, creando un río celestial que cruzaba la noche: la Vía Láctea. Este camino de luz, un puente entre lo divino y lo terrenal, se convirtió en un símbolo sagrado para los pueblos andinos, una guía en la oscuridad y una ventana al misterio del cosmos.

La creación de la Vía Láctea

El mito de la creación de la Vía Láctea trasciende la mera explicación de un fenómeno astronómico. Representa la profunda conexión espiritual de los pueblos andinos con el universo, donde el cielo no es solo un espacio físico, sino un reino sagrado habitado por dioses y ancestros. La creación de la Vía Láctea por Viracocha simboliza la imposición de orden y armonía en el caos primordial, un acto de creación que dota de sentido y propósito a la existencia humana.

En el contexto actual, este mito nos invita a reflexionar sobre nuestra propia relación con el cosmos y la naturaleza. En una era de creciente desconexión con el mundo natural, la sabiduría ancestral de los pueblos andinos nos recuerda la importancia de cultivar la reverencia y el respeto por el universo. Nos invita a buscar significado en la inmensidad del cosmos y a reconocer nuestra propia conexión con la red de la vida.

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