El Mito de Er

Cuenta Platón, en su obra «La República», la historia de Er, un guerrero que, tras morir en batalla, regresa a la vida doce días después para relatar lo que vio en el más allá. Er describe cómo las almas son juzgadas y luego eligen su próxima vida.

Algunas, habiendo vivido virtuosamente, optan por existencias elevadas, mientras que otras, cegadas por pasiones pasadas o por la falta de reflexión, escogen destinos desafortunados, incluso el de un tirano. Lo crucial es que, antes de reencarnar, todas beben del Río del Olvido, aunque con diferentes cantidades, determinando cuánto recordarán de su elección.

Esta poderosa parábola platónica es una profunda meditación sobre la justicia divina, el libre albedrío y la responsabilidad individual. Nos sugiere que nuestras acciones en esta vida no solo determinan nuestro destino presente, sino que también forjan el camino de nuestras futuras existencias. La elección de cada alma, incluso antes de nacer, subraya la idea de que somos arquitectos de nuestro propio destino, moldeado por la sabiduría o la ignorancia con la que elegimos.

En nuestro día a día, el Mito de Er nos invita a una profunda introspección. Nos recuerda que cada decisión que tomamos, por pequeña que parezca, tiene un peso y una consecuencia, no solo para nosotros, sino para el entramado colectivo. ¿Estamos eligiendo nuestras «vidas» con conciencia, o nos dejamos llevar por la inercia de lo que creemos que se espera de nosotros? Esta parábola es un llamado a la reflexión ética y a la autonomía, instándonos a vivir de manera que, al final, podamos mirar atrás y sentirnos orgullosos de las elecciones que hemos hecho, no solo para hoy, sino para un futuro que aún está por escribir.

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