El Fermentado de la Levadura

Parábolas de Jesús

Jesús contó otra parábola: «El reino de los cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo quedó fermentado.» En algunas versiones, se especifica que la mujer escondió la levadura en una gran cantidad de harina, lo suficiente para alimentar a una multitud.

Esta parábola, una de las más cortas de Jesús, compara el reino de los cielos con la acción transformadora y expansiva de la levadura en la masa. La levadura, aunque pequeña e invisible, tiene el poder de transformar una gran cantidad de harina, haciendo que se hinche y crezca.

De manera similar, el reino de los cielos, aunque pueda parecer pequeño o insignificante al principio, tiene el potencial de crecer y transformar el mundo entero.

La parábola destaca el poder silencioso pero penetrante del reino de Dios. No es un cambio abrupto o visible, sino un proceso gradual y continuo. La levadura actúa desde dentro, transformando la masa desde su interior. Esto sugiere que el reino de Dios opera de manera similar, influyendo en las vidas y las sociedades desde adentro hacia afuera, transformando corazones y mentes, y expandiéndose gradualmente hasta abarcar toda la creación.

En el contexto actual, la parábola del fermentado nos invita a tener fe en el poder transformador de las ideas y acciones pequeñas, pero significativas. Nos recuerda que incluso los esfuerzos más humildes pueden tener un impacto profundo y duradero. En un mundo que a menudo valora los resultados inmediatos y las soluciones rápidas, la parábola nos anima a perseverar en la construcción de un mundo mejor, confiando en que, con el tiempo, el «fermentado» del bien y la justicia se extenderá y transformará la realidad.

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