La historia de Tāne Mahuta

Tāne Mahuta, el dios maorí de los bosques y los pájaros, es una figura central en el mito de la creación maorí. Es uno de los muchos hijos de Ranginui (Padre Cielo) y Papatūānuku (Madre Tierra), quienes estaban unidos en un abrazo perpetuo. Esta unión mantenía a todos sus hijos en la oscuridad, sin espacio para moverse o ver la luz del día. Los hermanos debatieron cómo liberarse, pero no se ponían de acuerdo sobre la mejor manera de hacerlo.

Mientras algunos hermanos querían matar a sus padres, Tāne Mahuta propuso una solución diferente. Sugirió separarlos, creando así un mundo de luz y vida. Con una fuerza inmensa, Tāne se puso de espaldas sobre su madre, Papatūānuku. Empujó con sus piernas poderosas hacia el cielo, Ranginui. Con gran esfuerzo y determinación, logró separar a sus padres, permitiendo que la luz (Te Ao Mārama) bañara el mundo por primera vez.

Después de esta monumental separación, Tāne Mahuta continuó su trabajo creativo. Él fue quien vistió a su madre, la tierra, con el manto de los bosques. Plantó árboles, creó plantas y llenó los cielos con pájaros. De este modo, Tāne dio forma al mundo natural y lo llenó de vida. También se le atribuye la creación de la primera mujer, Hineahuone, dando origen a la humanidad.

Ilustración de Tāne Mahuta el dios maorí vestido con hojas, rodeado de un bosque exuberante y pájaros, simbolizando la creación de la vida vegetal

La historia de Tāne Mahuta, el dios maorí de los bosques, nos enseña sobre el poder de la visión y la perseverancia. Su decisión de separar a sus padres, en lugar de destruirlos, fue un acto de creación. Nos inspira a buscar soluciones constructivas ante los desafíos. Nos recuerda que a veces es necesario romper con lo establecido para permitir que algo nuevo y lleno de vida pueda florecer en nuestras vidas.

Además, Tāne simboliza nuestra profunda conexión con la naturaleza. Nos muestra la importancia de cuidar el medio ambiente. Él fue el gran jardinero del mundo, llenándolo de verdor y vida. Esta leyenda nos anima a proteger los bosques, los pájaros y todos los seres vivos, reconociendo que de ellos dependemos. Es un llamado a ser guardianes de nuestro planeta, tal como Tāne lo fue en la creación.

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