En el principio, solo existían las aguas primordiales del caos, un abismo oscuro conocido como Nun. De este abismo emergió el dios auto-creado, Atum, que a menudo se identifica con el dios solar Ra. Este dios, al ser el único existente, sintió una soledad inmensa. Con un acto de voluntad, Atum creó de sí mismo a los primeros dioses: Shu, el dios del aire, y Tefnut, la diosa de la humedad.
Sin embargo, en su solitaria existencia, Atum perdió a sus hijos en el vasto Nun. Lloró lágrimas de desesperación, y de sus lágrimas, que cayeron sobre la tierra recién creada, surgieron los primeros hombres y mujeres. La pareja divina, Shu y Tefnut, a su vez, dio a luz a Geb, el dios de la Tierra, y a Nut, la diosa del cielo, quienes crearon el universo tal como lo conocemos.
Con el tiempo, Atum, ya como Ra, se convirtió en el sol. Viajaba por el cielo en su barca solar, iluminando y dando vida a su creación. La leyenda de La Creación del Mundo por Atum o Ra se convirtió, así, en la historia de la vida. Es un recordatorio de que del caos y la soledad surgió el orden y la humanidad.
El Mensaje
La Creación del Mundo por Atum o Ra es una poderosa fábula sobre el origen de la vida a partir del caos y la soledad. Nos enseña que la existencia no es un acto fortuito. Es el resultado de la voluntad, la soledad y la emoción. El dios Atum crea el mundo de la nada. Esto simboliza la fuerza creativa que reside en el vacío.
Esta leyenda también nos recuerda la importancia del sol. Ra es la luz que da vida. Por lo tanto, nos invita a reflexionar sobre el regalo de la existencia. Nos enseña que la humanidad nació de la tristeza de un dios. Esto nos da un sentido de propósito. Es un recordatorio de que del vacío y la nada puede surgir la vida más hermosa y completa.
