El Libro de Calila y Dimna: La Parábola del Mono y los Pájaros

El sabio chacal Calila contó una vez esta historia al rey: En una tarde fría de invierno, un grupo de pájaros que vivía en un árbol vio a un mono que tiritaba de frío. Compadecidos, le ofrecieron un sabio consejo desde la seguridad de su nido: «Oh, mono, tienes manos y pies, ¿por qué no te esfuerzas en construirte un refugio, como nosotros?» El mono escuchó sus palabras, pero su orgullo le impidió aceptar el consejo.

Al día siguiente, la nieve comenzó a caer. Los pájaros se resguardaron en su nido, mientras el mono seguía temblando bajo el árbol. Los pájaros, de nuevo, intentaron aconsejarlo, pero esta vez con un tono de arrogancia: «¡Mono insensato! La pereza te ha traído este sufrimiento. Si hubieras usado tus manos, tendrías un lugar seguro como el nuestro». El mono, enfurecido por el tono condescendiente y la burla, no pudo soportar más la humillación.

Lleno de ira, el mono trepó al árbol y destruyó el nido de los pájaros, esparciendo las ramas y los huevos por el suelo. Les había quitado su refugio, dejándolos a merced de la tormenta. Así, Calila demostró al rey cómo el dar consejos sin tacto, por bien intencionado que sea, puede causar más daño que el silencio. El Libro de Calila y Dimna es una lección sobre la prudencia y la empatía en la comunicación.

El Libro de Calila y Dimna La Parábola del Mono y los Pájaros

La fábula de El Libro de Calila y Dimna es un poderoso recordatorio de que la forma en que comunicamos un mensaje es tan importante como el mensaje mismo. Los pájaros, con buenas intenciones al principio, arruinaron su propio hogar por su arrogancia y falta de tacto. Su consejo, una verdad simple, se convirtió en una humillación insoportable para el mono, quien, en su rabia, se vengó.

Esta historia nos invita a reflexionar sobre la futilidad de la arrogancia. Nos recuerda que no debemos subestimar el poder de las emociones. Un consejo no solicitado puede interpretarse como una crítica, y la soberbia puede desatar la ira. El verdadero sabio no solo conoce la verdad, sino que también sabe cuándo y cómo compartirla, sin provocar un resentimiento que perjudique a todos.

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