La epopeya de Gilgamesh relata una de las narraciones más antiguas y completas sobre El Diluvio Universal, protagonizada por Utnapishtim (o Ziusudra en versiones sumerias). Los dioses, irritados por el ruido y el desorden de la humanidad, decidieron aniquilarlos con una gigantesca inundación. Sin embargo, el dios Enki (o Ea), apiadándose de Utnapishtim, le reveló el plan secreto y le dio instrucciones precisas para construir una gran embarcación.
Utnapishtim, un hombre justo y piadoso, siguió las indicaciones divinas al pie de la letra. Construyó una enorme nave, una especie de arca cúbica, y en ella embarcó a su familia, a los artesanos, y a una pareja de cada especie de animal, asegurando la continuidad de la vida en la Tierra. Poco después de sellar la puerta, la tormenta se desató con una furia inimaginable, cubriendo las montañas más altas y aniquilando a toda la humanidad, salvo a los que estaban a bordo.
Tras seis días y seis noches de diluvio, la tormenta amainó y la nave de Utnapishtim encalló en una montaña. Después de enviar aves para buscar tierra firme y no encontrarla, finalmente soltó un cuervo que no regresó, señal de que las aguas habían retrocedido. Al desembarcar, Utnapishtim y su familia ofrecieron un sacrificio a los dioses, quienes, arrepentidos de su devastación, le concedieron a él y a su esposa la inmortalidad, residiendo «lejos, en la desembocadura de los ríos».

El Mensaje del Diluvio: Respeto a la Naturaleza y Valor de la Piedad
La leyenda de El Diluvio Universal es mucho más que un relato cataclísmico; es una profunda reflexión sobre la relación entre la humanidad, la divinidad y la naturaleza. Nos advierte sobre las consecuencias de la arrogancia y el desequilibrio, sugiriendo que el respeto por el orden natural y espiritual es fundamental para la supervivencia y el bienestar. Utnapishtim no fue salvado por su poder o riqueza, sino por su piedad y obediencia a la sabiduría divina.
Esta narrativa también destaca el valor de la previsión y la capacidad de adaptación ante las crisis inminentes. La historia de Utnapishtim nos inspira a escuchar las «señales» y a prepararnos para los desafíos, no solo por nuestra propia supervivencia, sino también por la preservación de lo que es esencial. Al final, el legado de El Diluvio Universal nos invita a la humildad, a la gratitud y a la búsqueda de la sabiduría en un mundo en constante cambio.