El Origen del Cosmos y el Triunfo de Marduk
El Mito Creación Enuma Elish («Cuando en lo alto» en acadio) es la epopeya babilónica de la creación. Al inicio, solo existían las aguas primordiales: Apsu (el agua dulce, el padre) y Tiamat (el agua salada, la madre y el caos). Su unión creó a la primera generación de dioses. El ruido y la actividad de los dioses jóvenes perturbaron a Apsu. Él decidió destruirlos, pero el sabio dios Enki (Ea) lo detuvo. La muerte de Apsu enfureció a Tiamat, que era la encarnación del caos. Ella creó un ejército de monstruos horribles, liderados por su nuevo consorte, Kingu. Su plan era vengarse y destruir a la generación joven.
Los dioses, aterrados, acudieron a Marduk, el joven dios patrón de Babilonia. Le ofrecieron la soberanía absoluta sobre el cosmos si derrotaba a Tiamat. En una batalla cósmica, Marduk, armado con su arco y los cuatro vientos, mató al monstruo Tiamat. Usó su cuerpo para crear el cosmos: de su mitad superior hizo los cielos y de la mitad inferior, la tierra.
El Mito Creación Enuma Elish culmina con Marduk estableciendo el orden. Fijó las órbitas de las estrellas. Finalmente, creó al hombre con la sangre de Kingu, el líder derrotado. La humanidad fue creada para servir a los dioses y aliviarles del trabajo.

El Conflicto es Necesario para el Orden
El Mito Creación Enuma Elish explica el origen del universo. También justifica la supremacía política de Marduk y su ciudad, Babilonia. Este cosmos babilónico surge de una lucha violenta. Esto demuestra que el orden debe defenderse activamente contra el caos (Tiamat).
Esta epopeya enseña una lección universal: el orden y la civilización se forjan a través del conflicto. La lucha de Marduk simboliza la batalla constante entre las fuerzas constructivas y destructivas. La humanidad fue creada para servir. Esto refleja una visión pragmática: el hombre debe mantener el orden terrenal para liberar a los dioses. El mito legitima la ley. Nos recuerda que el orden siempre es un logro ganado con esfuerzo